lunes, 1 de diciembre de 2008

El sida y la Asamblea Prostituyente

A propósito del día mundial de la lucha contra el sida que se celebra hoy en el mundo, quiero contarles que toda mi vida he tenido pánico de una cosa: contagiarme de dicha enfermedad. Por eso en las 2 o 3 o 4 o 5 veces (mi vida sexual sucks, lo sé) que me han hecho una felación he sentido una tentación casi irresistible de ponerme un condón de sabores... pero supongo que no se debe sentir igual, ¡ja, ja, ja, ja! ;)

Bueno, ese no es el tema acá. La cosa es que hoy vi una nota en la versión digital de La Nación en la que se detalla que existe una intención de parte del presidente y su hermano para convocar a una Asamblea Constituyente. Y desde ese momento, el terror de infectarme quedó rezagado en un segundo plano.

Concuerdo perfectamente con que es necesario un cambio en los estatutos constitucionales, eso no lo discuto. El país se encuentra sometido a una maraña de instituciones que tutelan que haya transparencia y ética en los procesos gubernamentales, pero en la realidad la corrupción pulula por doquier, sin importar que haya pesos y contrapesos. A mi humilde e ignorante parecer, es necesaria una reforma del Estado, una de verdad, que empiece por cambiar a un modelo semipresidencialista o semiparlamentarista que facilite la toma de decisiones en aspectos referentes a la creación de leyes. A continuación, habría que acabar con la multiplicidad de labores que se reiteran en organismos del Estado para que solo una de ellas se encargue real y efectivamente de controlar a los capos de la mafia que tenemos como dirigentes políticos.

El asunto es que donde está metido ese par de mellizos unidos por la cadera y separados al momento de nacer, siempre hay algo podrido. Me resulta sospechoso que sean justamente ellos quienes deseen hacer la transformación, cuando este Gobierno ha venido tropezando una y otra vez en las cuerdas de la constitucionalidad. Incluso antes de ser electo mandatario por segunda ocasión, Óscar Arias nos ponía a pensar acerca de la validez jurídica de sus argumentos para lograr el visto bueno de la Sala IV. Habrá que imaginarse qué será capaz de hacer una vez que tenga todo el poder en sus manos para alterar el orden establecido según su parecer.

Para ir acabando, se puede ver que si uno se contagia del VIH está jodido, porque probablemente pierda el trabajo, la familia lo deje de querer y tenga contadas las horas de vida. Pero, si a los Arias se les antoja crear una nueva Constitución Política «a la medida» de sus mezquinos intereses habría dos opciones: bien acabamos siendo empleados de su finca (porque de seguro Costa Rica en eso se convertiría) o sino pasaremos a ser heavy users del Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en cualquiera de sus filiales en Nicaragua, Panamá, Estados Unidos y, con un poco de descuido, hasta China.

Y es por eso que le tengo más miedo a una Asamblea «Prostituyente» que a contraer el sida.

2 comentarios:

U.A.S dijo...

No puedo creerlo. Con lo mucho que detesto la política leí no solo el post, sino también lo de la Nación, para tratar de encontrar la relación entre la Asamblea Constituyente y el SIDA... Para encontrarlo en la última oración... Eso no se hace!!

Evicted Aussie dijo...

Eso sí se hace... ¡para que la gente lo lea completo!