Me enloquecen las mujeres bellas e inteligentes, sobre todo porque tengo el prejuicio que puede haber una u otra, pero no ambas al mismo tiempo.
Y cuando a esto se le añade un toque de perspicacia y capacidad de expresión... a ver, Diosito, ¡mandame una!
El asunto es que gracias a Cristian Cambronero en su Fusil de Chispas encontré este comentario de la señorita Claudio Barrionuevo.
Debo admitir, sin temor a la vergüenza pública a la que me puede someter la interné, que de hoy en adelante seré un «claudista» o un «barrionuevista», ¡como ella desee llamarse!
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