jueves, 1 de enero de 2009

Mis propósitos de año nuevo

Por mucho, mucho tiempo, detesté Año Nuevo. Con cada 1 de enero que pasaba, se alejaba de mí todo sentimiento de felicidad que la Navidad traía consigo. No recuerdo desde cuando empezó aquello, pero la cosa es que lo odiaba con todo mi ser.

Una vez mi prima me contó que cuando mi mamá estaba embarazada de mí, tuvo que venirse de México, donde vivía con mi papá y su familia. Fue justamente en el período comprendido entre el 26 de diciembre y los primeros días de enero que se dio ese trance. Según ella, eso podría tener algo que ver con mi molestia hacia la época. No sé si habrá atinado en sus argumentos, pero bien puede ser una explicación válida.

En todo caso, como ya había comentado en una entrada anterior, las navidades del 2008 fueron algo salidas de lo normal dado que no sentí el espíritu propio de las fechas. Tomando en consideración que siempre espero con ansias la llegada del Niño Dios (a la postre, «el único chiquito del Medio Oriente por el cual se han preocupado en Occidente», según leí el otro día) y que esta vez no fue la cuestión, decidí hacer de las festividades de la Nochevieja el desquite.

La verdad la pasé bastante tranquilo y, sobre todo, con una mente positiva en vistas del nuevo ciclo que recién hoy empieza. Empecé a maquinar todas aquellas cosas que de una u otra manera me perturbaban y que sería bueno cambiar. Ya tenía listo el inventario de los must do's cuando recibí un correo electrónico de una compañera de la U que hace poco perdió a un amigo muy querido.

Nuestra vida es nuestra responsabilidad y si no nos gusta a donde estamos ahora, los responsables somo única y exclusivamente nosotros... EL FUTURO NO EXISTE. Tenemos miles de planes para el futuro, pero una persona solo piensa en el futuro porque en el presente no esta totalmente feliz y entonces sueña


¿Vale realmente «planificar» lo que vamos a hacer aún y cuando no sabemos las circunstancias que nos depara el porvenir? ¿Debemos supeditar nuestro aquí-ahora a llevar a cabo tareas que nos hacen miserables para conseguir una «dicha inmensa» más adelante?

Como dice Julieta Venegas: «el presente es lo único que tenemos, el presente es lo único que hay». Por ello, llegué a la determinación de aprovechar cada jornada de este año para alcanzar una pequeña felicidad temporal cada 24 horas. Claro está, tampoco es que me propondré acciones indiscriminadamente y sin sentido, sino que tendré un plan de vida muy general con cosas que deseo y lucharé por conseguirlas un poquito cada día.

Y de hecho, ya empecé desde el lunes (",).

A lo mejor suene como uno de esos comentarios típicos de estas fechas, ¡pero prometo cumplirlo al máximo a partir de hoy!

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