jueves, 8 de enero de 2009

Cuando pase el temblor

Aunque bien puede pensarse que me refiero a la canción que escribió Gustavo Cerati para Soda Estéreo, todos los que habitamos en Costa Rica sabemos que hablo más bien del terremoto de 6,2 grados en la escala de Richter que vivimos en carne propia el día de hoy.

Personalmente me perturba el hecho de que, habiendo pasado uno toda su vida en este terruño, pueda llegar a sorprenderse y hasta asustarse por un movimiento telúrico. Desconozco si fue su intensidad o su duración (que parecía nunca acabar), pero por primera vez desde que tengo memoria creí que, si la tierra no dejaba de moverse, iba a morir enterrado entre los escombros de mi casa.

A la postre, me encontraba yo «cuidando» a mi abuela. Intenté mantener a calma y mostrar un rostro de total tranquilidad. Quizás no lo logré, puesto que lo primero que hizo la pobre fue decirme que no me preocupara, que igual ya había pasado (ello pese a que apenas iba por la mitad, más o menos).

Me alegra mucho que no haya pasado más, aunque sí lamento mucho la muerte de las personas que perdieron la vida durante el suceso. Espero, asimismo, que las réplicas continúen de forma imperceptible y, de no serlas, que acontezcan de día y no durante la noche.

Quiero aprovechar para contarles que si no vuelvo a escribir, es porque probablemente un desfase de placas tectónicas apagó el fuego de mi existencia.

PD: Sorry por el último comentario, pero es que quería acabar con un poco de dramatismo, ¡je, je, je, je!

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