viernes, 20 de marzo de 2009

¿Por qué no te callas?

Esta es una frase que todos los hispanohablantes con un nivel medio de cultura general deben conocer. Se refiere al famoso encontronazo entre el rey de España, don Juan Carlos de Borbón, y el «ilustre» presidente venezolano, Hugo Chávez Frías.

Pues bien, desde que dicha expresión fue pronunciada por tan distinguidos labios, su significado aumentó enormemente. Ahora -al igual que siempre pero con más fuerza- se aplica para todas las personas que se dejan decir sinsentidos que a todas luces desnudan su ignorancia.

Traigo esto a colación por las recientes declaraciones del actual pontífice, Benedicto XVI, a propósito de la (in-)utilidad del condón para el combate contra el sida. Y es que al sujeto este no se le va una, pues aprovechó su gira a África para lanzar semejante «rosario» de incongruencias; precisamente en el continente que cuenta con el 70% de la población infectada por esta enfermedad.

Si a esto se le suma el levantamiento de la excomunión a un sacerdote u obispo (da igual) que niega la existencia del holocausto judío, se da uno cuenta que Ratzinger viene a ser el Abel Pacheco de los papas.

Ahora bien, estimado lector, podrá preguntarse: ¿en qué le afecta al autor de este blog dichas proclamaciones? Directamente, en nada. Sin embargo, a través de la lectura de un comentario en otro cibersitio, me vino a la mente el daño potencial que puede crear en la vida de las personas la opinión del obispo de Roma.

Gracias a la institución que él representa, la educación sexual en Costa Rica ha sido insuficiente, cuando no nula. Tan pronto se habla de folletos para fomentar la instrucción en este ámbito, llueve sobre el ministerio de Educación un sinfín de amenazas y aparece hasta el fantasma de la excomunión. Mientras tanto, como dice UAS, la ignorancia crece y es que, claro está, entre menos informada esté la gente, más fácil de «encarrilarla» a estupideces como que la Tierra es plana y que el Universo gira sobre ella, porque Dios la creó en 7 días y somos sus predilectos dentro de la creación.

Se vuelve un asunto personal porque, pese a que nunca me había puesto a pensar al respecto, gran parte de la frustración de mi primera vez (que no la de una entrada anterior) se debe a esto. Me desagrada andar buscando chivos expiatorios para lo que hago con mi vida, pero estoy seguro que de haber recibido una formación adecuada en la materia no habría cometido muchos de los errores en los que caí.

Podría alguien decir que es culpa de mi familia por no haberme instruido al respecto, pero cuando dentro de ella prevalece ese sentido de culpa y temor hacia el tema institucionalizado por la iglesia, es difícil derribar tabúes y referirse a él abiertamente.

En fin, este es un cuento de nunca acabar. Pero para ir terminando, puedo decir que recuerdo que uno de los 7 dones del Espíritu Santo era el de la ciencia. Según se dice, Benedicto XVI es uno de lo más destacados teólogos de los tiempos que corren. Entonces, tal parece que en cuanto a las ciencias religiosas el señor está montado en la arepa voladora; pero en cuanto a todas las demás, el mae está meando fuera del tarro.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

como en feria te ha ido mi amigo jajaja. Mucha suerte con todo! Tenés razón con lo de la aberración que resulta satanizar el condón.

Evicted Aussie dijo...

¡Gracias, mae! Pero le digo con toda la honestidad del caso que en realidad no me quejo, creo que he tenido una vida muy afortunada (pero con uno que otro tropiezo).