jueves, 26 de febrero de 2009

Fashion emergency

¡Qué moderno soy, no lo puedo soportar!

La verdad es que soy un mae bastante superficial. Amo la ropa de marca Zara, a pesar de que cuesta un ojo de la cara (según mis estándares financieros) y que es de pésima calidad. Ni menciono el hecho de que utiliza mano de obra infantil esclava portuguesa, porque no tengo el vínculo y me da pereza buscarlo.

El asunto acá es que leía hoy un comentario acerca de la lógica del consumismo y cómo cada vez más nos introduce en un círculo de derroche. Como consecuencia, no solo destruimos el medio ambiente, sino que además el poco espacio verde que dejamos en el ínterin lo llenamos con los desechos de lo que nos sobra.

Luego de un muy pobre razonamiento, concluí que en verdad esa vendría a ser una explicación válida y fehaciente para los artículos de Amancio Ortega, rey indiscutible de los empresarios españoles. Dentro de un mundo paralelo muy apegado a la teoría de la conspiración nos vemos inmersos en una realidad de productos textiles que a todas luces parece ser cool. De seguido, hacemos lo que sea por seguir estos patrones y, 3 meses después, arranca una nueva temporada; botamos nuestras prendas de la estación anterior (ya de por sí desgastadas luego de 2 vueltas en la lavadora) e iniciamos de nuevo el proceso.

Gracias a Dios que existen comentarios como el que señalé, porque así nos percatamos de nuestros errores y procuramos «no caer en la tentación», o –si igual lo hacemos– al menos nos queda la espinita en el fondo del corazón. No vaya a ser que termine uno como «Vicky» Beckham, una sometida de la moda, quien pese a tener más espejos en su casa que la bruja de Blanca Nieves, no tiene reparos en verse cada día más como Emily, la de El cadáver de la novia.

Y si no me lo creen, juzguen por ustedes mismos.


2 comentarios:

Makinis dijo...

tambien a la chica de beetlejuice!! jaaja!
muy bueno el articulo. beso!

Evicted Aussie dijo...

¿Usted sabe que no me había dado cuenta? Pero sí, rajado que se parece a Lidia.

¡Qué miedo esa doña!