domingo, 22 de febrero de 2009

AB 4949: una oda a la incompetencia

Uno lo ve de lejos y piensa: «¡Mae, qué chuzo!». Lleva el nombre de Don Antonio X y es último modelo (o al menos así lo aparenta). Asimismo, al verlo uno cree que montarse en él es como volar, tanto su rapidez como por su comodidad.

Sin embargo, todas esas ideas empiezan a cambiar tan pronto uno se entera de quién es el conductor. Nada más y nada menos que Carlos Grillo. Sí, sí, el mismo chofer que en una ruta de 60 minutos como máximo tarda como hora y media. Como dice mi prima: «Es el chofer más hijueputa que ha parido la Tierra».

Primer error: Permitir que Carlos Grillo me lleve a Palmares.

Y es que cualquier exageración se le queda corta. Una vez, un viernes por la tarde, íbamos de camino para la capital. Hay que reconocerlo: había bastante presa; pero ello no significaba que durara 4 horas en hacer el recorrido. La gente no me lo cree, pero salí de mi casa a las 4 de la tarde y llegué a la U casi a las 9. La única razón por la cual asistí a esa lección fue por el largo camino que había recorrido, además de que tenía que entregar un trabajo individual.

En cualquier caso, con solo saber que ese mae es el que maneja, se antemano se conoce que algo malo pasará en el camino. Primero que todo, llegué y el bus estaba casi lleno. No hubo oportunidad de sentarse cerca de ninguna ventana, por lo que no tuve más remedio que irme para los asientos de atrás.

Al rato, llegó una familia que parecía salida de la peli 8 Mile (la de Eminem). Una peliteñida con full maquillaje, ropa ajustada y minifalda, acompañada con 2 niños pequeños y un look como de audición para el grupo Kumbia All Starz. Por último, apareció un A. B. Quintanilla wanna be, ataviado en vestiduras similares a los de sus hijos. La cuestión es que estaba yo sentado en el sitio de en medio con dos espacios libres, uno a cada lado. Considerando que doña Ivy Queen tica llevaba en sus brazos al menor de los escuincles, me tuve que correr para que el mayor y el padre fueran juntos (sí, hasta yo a ratos tengo ramalazos de humanidad).

Segundo error: Me corrí hacia el lado donde pega el sol.

Habiéndome percatado del yerro, intenté hacerle caso omiso e intenté dormir. Me había levantado a las 5:00 a.m. para llegar temprano a clases y estaba exhausto. De repente, escuché cómo el mocoso que iba con Lorna tica quería hacer el recorrido en los brazos de Wisin. Interrumpido, entonces el sueño, traté de reconciliarlo.

El sol no daba tregua. Pese a que era pasada la media tarde, el astro rey no parecía percatarse de la hora. Llegamos a Alajuela y el bochorno estaba tan insoportable que el güila se despertó (y yo con él). Casi inmediatamente, empezó a pelear con su hermano, ante la mirada del padre que se hacía el ruso. De repente:

– Mami... mami, mami... ¡Mami!

Y arrancó la letanía de quejidos. No bastaban entonces ni el calor, ni traer pegado del brazo al progenitor de las criaturas, ni las ganas de dormir; sino que además tuve que soportar los alaridos del chiquillo.

Al rato ya tuvo un poco de sosiego, pero entonces empezó la interrogación:

– Papi, ¿pod qué la brúa se lledvó el cavo?

– Papi, ¡yo no soid un bebé! Yo ya estoy guiande...

– Papi, ¿ved-dad que yo soid el más bonito? ¿Pod qué usté es tan feo?

– Papi, ¿de dónde cogió esta gova?
– Se la pedí prestada a un mae. Yo le dí la mía Naik 'paqueteada' y él me dio esta Puma que también es 'paqueteada'.
– Sí, pa, pedo la suya se ve menos 'paqueteada'.

Tercer error: ¿Por qué la gente imbécil tiene hijos?

Hora y diez minutos en esta majadería y apenas por Naranjo. Al menos el mae que iba a mi izquierda llevaba la ventana abierta.

Como 15 minutos más tarde, llegamos al parque. Obviamente, me hice abalanzado por entre la gente para salir de primero, ¡ya no podía más! Me aseguré de observar el número de placa del cochino autobús, maldije entre dientes al chofer, respiré un poco de aire fresco y me dirijí a comprarme algo para refrescarme.

Desafortunadamente, en Palmares no había habido luz en toda la tarde y cuando fui a comprarme un hielo loco (o granizado, como se le conoce en el resto del mundo hispanohablante) lo que había era agua con colorante en proceso de refrigeración.

¡Dios bendiga a Autotransportes Palmares! (y su total incompetencia para dar un servicio de calidad).

2 comentarios:

Makinis dijo...

guau! la comedia del dante un poroto al lado de su padecer... aunque pruebe con esto: en un viaje de tres horas durante mis vacaciones, yendo de un pueblo a la ciudad en una traffic llena de gente qu la noche anterior se habia alcoholizado y el olor correspondiente, una chica vomitó en el asiento de adelante y a mi me salpicó en la cara...
le gané???
seguro que si!

Evicted Aussie dijo...

Bueno, una vez a mí un borracho me escupió en la cara... ¡creo que desde entonces no volví a ser el mismo!

¿Le gané?

¡¡¡La tuberculosis rompe el suelo con la batidora!!!