martes, 25 de agosto de 2009

La suerte de la fea...

A mí siempre me gustaba ver Miss Universo. Una noche en la que se alababa la belleza femenina como un atributo más de los tantos que tienen las mujeres del mundo.

Creía que el sueño de toda niña tica era acceder al cetro de Miss Costa Rica, así como toda infante anhela ser la damisela en apuros que es rescatada por su príncipe azul. Sinceramente nunca me cuestioné acerca del lado plástico del concurso y mucho menos la responsabilidad que podría representar para una señorita hacerse con el título.

Pasó el tiempo y los años que tengo de vida me enseñaron la otra cara de la moneda. Sobre todo, este proceso se vio catalizado al observar cómo en los últimos días la prensa nacional y extranjera se ha ensañado contra la representante costarricense en el certamen, Jéssica Umaña. Que está muy gorda, que tiene celulitis, que no tiene presencia, que no sabe expresarse. La lista es interminable. No la conozco personalmente y no sé si todo lo que se dice de ella es verdad. Lo que sí sé con certeza es que el trato que ha recibido no ha sido para nada justo.

A ver, a calzón quitado. La muchacha no es fea pero tampoco tenía madera como para clasificarse más allá de la competición nacional. Será porque es toda natural (al menos así lo parece) y no ha sido ¿objeto? de innumerables intervenciones quirúrgicas para moldear su cuerpo según los estándares missuniversales. Quizás tiene que ver el poco apoyo con que cuenta el comité organizador local. El punto es que no ganó y, hay que ser claro, nadie esperaba que así fuera.

Entonces, ¿por qué tanta majadería a su alrededor? ¿Qué interés puede haber en mancilllar el nombre de una muchacha que no quería más que representar a su país en un torneo de belleza internacional? Que yo recuerde, nunca se había hablado tan mal de una miss.

A lo mejor se puede argumentar que la niña no debió haber pasado a las grandes ligas si no estaba preparada. Sin embargo, si se toma por ejemplo el fútbol (con la única excepción de Italia 90) se nota cómo no ha habido ni una sola Selección Nacional que haya hecho un papel con el mínimo grado de decencia en un mundial. Y hasta donde recuerdo tampoco ha habido un nivel de fiereza contra alguno de los jugadores o contra el equipo de tal magnitud.

¿Tons qué? ¿Cuando es una mujer (y peor todavía, una miss) sí se vale jugar sucio y serrucharle el piso? ¿Pero cuando son los representantes de la Sele, héroes modernos del deporte rey, paladines del síndrome del macho, macho men, quienes son el hazmerreír mundial es mejor quedarse callados y echarle la culpa al árbitro, al otro equipo o la FIFA?

Yo creía que el sueño de toda niña tica era acceder al cetro de Miss Costa Rica, así como toda infante anhela ser la damisela en apuros que es rescatada por su príncipe azul. Pero, cosas de la vida, ser la Miss Costa Rica, en vez de fantasía, es una mera mierda.



Nota al pie: Quiero terminar esta entrada con mi declaración de apoyo hacia la susodicha. Me parece excelente el hermetismo con que ha manejado la situación. Si los medios quieren joderla, que busquen otra carroña, no se exponga a ser carne de cañón en programuchos de quinta como Intrusos de la Farándula o Si Te Estrellas.

Y para los periodistas que son tan mentecatos como majaderos, les quiero decir:

Leave Jessica alone!!! Get a real job!!!